Además del riesgo y la rentabilidad, existe una tercera variable que hay que tener en cuenta a la hora de invertir: la sostenibilidad.
ASG, RSC, ODS…En un mundo repleto de siglas y acrónimos a menudo es difícil orientarse y entender en qué consiste la sostenibilidad en la inversión.
Con el paso del tiempo, el concepto de sostenibilidad de las inversiones ha evolucionado y se ha ido complicando, exponiéndose a interpretaciones que inducen a error.
El cambio climático están transformando la faz del planeta. Una revolución para las empresas y para sus inversores. ¡El que no se adapte está perdido!
La guerra contra el plástico va a tener impacto no solo en el medioambiente sino también en las empresas, en sus resultados financieros y, por tanto, en sus inversores.
La demanda de refrescos y alimentos azucarados no se detendrá de la noche a la mañana, pero algo ha cambiado.
Una empresa solo puede considerarse sostenible si, además de al medioambiente, también presta atención a las personas.
Para una compañía es importante no solo qué se hace, sino también cómo se hace.
La empresa que gestiona tus inversiones es la que elige por ti cómo utilizar el capital según los criterios de inversión socialmente responsable.
Hacer del mundo un lugar mejor es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Más allá de reciclar y tener en cuenta la sostenibilidad en el momento de compra hay mucho más que podemos hacer como inversores.
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